Es un clásico de la gastronomía española, una tradición entrañable que solemos relacionar con la época navideña. Por qué, ¿Quién no ha tomado chocolate con churros para desayunar el día de año nuevo o los días previos a Navidad merendando con familia y amigos?

Los churros llegaron a Madrid en el siglo XIX, tras darse a conocer en la Península Ibérica por mercaderes españoles y portugueses que viajaban hasta China. Sí, fue en China sorprendentemente donde nacieron los churros, como una masa frita y salada de nombre «youtiao» que tomaban para desayunar.

El chocolate, por su parte, llegó de América. Cuando se descubrió el cacao y el azúcar, comenzó a instaurarse en nuestro país convirtiéndose en una auténtica delicia que no estaba al alcance de todos. Fue en este momento, cuando nacieron las primeras churrerías que ofrecían la fantástica combinación de chocolate con churros.

Actualmente, son infinidad de pastelerías las que cuentan con esta merienda «typical spanish» en su carta, haciendo las delicias de los madrileños invierno tras invierno.

¡Coge papel y boli o las notas del móvil y apunta las más queridas de nuestra ciudad!

Café Comercial

Un clásico entre los clásicos. Con 130 años de historia, Café Comercial es uno de los vecinos más emblemáticos de la capital, un verdadero «Place to be» desde que reabrió sus puertas hace unos años donde cada día se reúnen artistas, escritores y todo tipo de ciudadanos atraídos por su estética y su gastronomía castiza.

Pero sin duda, entre sus muchos aciertos, está haber seguido manteniendo el chocolate (o café) con churros a la hora del desayuno y la merienda durante todo el año.

Gta. de Bilbao, 7, Madrid.

Manosanta

«El churro de hoy con la receta original», este es el lema de Manosanta, un proyecto/ cafetería que nació en 2021 con la idea de darle al churro el lugar que merece y ¡vaya idea!, porque esta churrería de nueva generación se ha convertido en todo un icono entre los más jóvenes.

Un lugar acogedor, cosmopolita y bonito donde disfrutar de chocolate, churros y porras hechos artesanalmente en el propio local.

Calle Hermosilla 97, Madrid.

La Mallorquina

La Mallorquina es esa pastelería a la que acudir cada vez que tenemos una celebración y queremos sorprender a nuestros invitados o tener un detalle dulce con alguien especial.

Con obrador propio situado en el Kilómetro 0 de la Puerta del Sol desde 1894, sus materias primas de alta calidad y sus dulces recién horneados se han convertido en un clásico para los madrileños y para todos los visitantes de otras ciudades y países que llegan a la ciudad.

Además, La Mallorquina cuenta con otros enclaves en algunas de las zonas más chic como la C/ Velázquez o la Glorieta de Quevedo, entre otros.

Pero, volvamos a la merienda, al chocolate con churros. No se puede pasar por el establecimiento sin probarlo, es como ese check a tachar de la lista, prometemos que nadie se arrepentirá.

Puerta del Sol, 8, Madrid.

Calle Velázquez, 39, Madrid.

Glorieta de Quevedo, Madrid.

C. C Moraleja Green. Av. de Europa, 13, Alcobendas, Madrid.

Chocolatería Valor

La casa del chocolate por excelencia. Con más de 130 años de historia, la marca Valor se ha colado en las casas pasando de generación en generación, endulzando los mejores momentos.

Ahora, sus chocolaterías situadas por toda la geografía española nos permiten disfrutar de este manjar en todas sus variedades. Especialmente de esa taza de chocolate caliente que tan bien sienta en una tarde fría. En Madrid contamos con 2 de una estética clásica muy especial.

Conde de Peñalver, 43, Madrid.

Paseo de las Acacias, 25, Madrid.

San Ginés

120 años endulzando Madrid. La chocolatería más popular de la capital no deja a nadie indiferente, tampoco a los extranjeros que hacen extensas colas para probar su famoso chocolate con churros y porras a medio camino entre la Puerta del Sol y el Teatro Real.

No es para menos, su popular ubicación, su historia y su producto hacen a este establecimiento situarse como una parada obligatoria en todas las guías de la ciudad.

Aquí el chocolate se elabora con receta propia, espeso y sabroso. Además, se puede disfrutar de él los 365 días del año durante 24 horas. ¿Se puede pedir algo más?

Pasadizo San Ginés, 5, Madrid.