La Zambra, el hotel que alojó a estrellas como Diana de Gales o Julio Iglesias, es el nuevo enclave gastronómico de referencia de Mijas

No solo es el destino ideal para una escapada de bienestar y exclusividad, sino que sus espacios gastronómicos se han convertido en los nuevos places to be de la Costa del Sol

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¿Qué tienen en común la Princesa de Gales, Los Rolling Stones, Julio Iglesias o Antonio Banderas? Además de que fueron y son estrellas pertenecientes a la jet-set internacional, todos ellos se alojaron en el antiguo e icónico hotel Byblos, que desde septiembre del 2022 ha renacido, tras una década de clausura, bajo el nombre de La Zambra. Todo un oasis de lujo y bienestar, así como un enclave gastronómico para degustar.

Mijas es el pueblo costero en donde se encuentra La Zambra. Ubicado entre Málaga y Marbella, entre montañas y campos de golf, La Zambra es el lugar ideal para aquellos que buscan un lugar de desconexión lleno de lujo y exclusividad. Este resort de cinco estrellas se posiciona como un espacio estratégico para disfrutar de la gastronomía de calidad. Son tres los restaurantes abiertos tanto a huéspedes como a clientes no alojados que homenajean los platos y la cultura de Andalucía: Palmito, Picador y Bamboleo.

El antiguo e icónico Byblos

Desde su inauguración en 1984, el Hotel Byblos se convirtió en el lugar preferido por la élite y la realeza a finales del siglo XX para alojarse en el sur de España. Muchos de los personajes más perseguidos de esas décadas buscaban en este hotel un refugio de privacidad y exclusividad.

Así, fue en el Byblos donde se tomaron las fotografías de Diana de Gales en topless que nunca vieron la luz; fue también el alojamiento de Julio Iglesias durante varios meses mientras se estaba construyendo su casa en Marbella; aquí Sabina escribió su disco «Hotel, dulce hotel»; y otras estrellas como Mick Jagger o Antonio Banderas se han alojado en las habitaciones de este hotel que posee mucha historia y glamour.

La Zambra

La Zambra se erige como firme sucesora del lujo y exclusividad del antiguo Byblos. Así, se presenta como el resort ideal para aquellos que buscan intimidad, bienestar y sofisticación en un espacio en el que se respira confort y tranquilidad.

Con una reforma de Esteva i Esteva, La Zambra mantiene toda la esencia andaluza en su arquitectura. Lo vemos tanto en sus espacios al aire libre, con sus patios con fuentes y jardines de estilo andaluz, como en su interior curvado y redondeado. Su famosa fachada blanca y los torreones azules, símbolos de distinción y elegancia del antiguo Byblos, se han mantenido. Las celosías sobre las que caminamos en los patios, así como los arcos que atravesamos cuando paseamos por sus espacios laberínticos, nos transportan a la más pura esencia de Andalucía.

La calma se palpa en cada esquina de La Zambra. Las estancias del hotel contribuyen a crear ese equilibrio de armonía buscado, gracias a su amplitud, a los colores terracota de sus paredes que aportan esa calidez tan característica de Andalucía y a su decoración minimalista.

Los servicios que ofrece el hotel están orientados a que el cliente tenga una experiencia plena de confort. Así, en su zona de wellness, encontramos su Mood Spa, en el que podremos relajarnos en sus jacuzzis, ir a sus saunas o realizarnos un tratamiento que revitalice todo nuestro cuerpo en una de sus 12 cabinas. También posee 3 piscinas, 2 pistas de tenis y 1 de pádel, un gimnasio y una sala para yoga y pilates.

Así se come en La Zambra

Son tres los enclaves gastronómicos que podemos degustar en La Zambra, todos ideados por el chef ejecutivo Iker González.

Comenzando con Palmito, este restaurante está abierto desde el desayuno a la cena. Un restaurante para todos los gustos, en el que siempre se encuentra una opción que se adapta a gusto del consumidor. El desayuno es tipo buffet, aunque también se puede pedir a la carta varios platos calientes, como sus huevos benedict o sus crêpes suzettes.

Para las comidas o cenas, en carta encontramos creaciones tanto de inspiración andaluza como internacional. Así, tenemos donde elegir entre los platos vegetales, como su tartar de remolacha con un sorbete de manzana verde o sus alcachofas confitadas con toque de brasa, ajo negro y yema curada. Para los primeros podemos escoger entre arroces, como su arroz a la llauna con pato; pescados, como su lomo de bacalao “Ajoarriero”; y carnes, como su carrillera de vaca en su jugo con puré de patata trufada.

Este espacio, que ha sido decorado por la interiorista Sandra Tarruella, cambia cuando cae la noche. Las luces cálidas dan paso en Palmito a una brasserie, en donde podremos probar carnes de altísima calidad como su Porterhouse de vaca de 1 kg con 30 días de maduración.

Bamboleo, un claro homenaje a Julio Iglesias, plantea un concepto gastronómico muy distinto a Palmito. Este espacio está dedicado al aperitivo, al café rápido, a las tardes-noches de cócteles viendo cómo se pone el sol. Un restaurante mucho más desenfadado que cuenta con espectáculo varias veces a la semana a la hora del atardecer. No te pierdas sus gyozas, muy diferentes a las que estamos acostumbrados. ¡Te sorprenderán!

Picador es el restaurante con el espíritu más descarado de La Zambra, una neo taberna que recoge en su carta la esencia andaluza reinventándola y aportando un toque diferenciador de vanguardia. Así, Picador se inspira en las clásicas tabernas del sur, pero con ese punto sofisticado que se asocia a La Zambra. Este espacio también ha sido ideado por Tarruella, la cual nos sumerge en un diseño sobrio de tradición vernácula que huye de la ostentación. Así, tanto en la decoración como en la carta de Picador está muy presente el equilibrio.

Iker González Ayerbe y Juanjo Solano Fonsec están al frente de la propuesta de Picador, cuyos platos están pensados para compartir y picar entre todos. Es imprescindible probar sus croquetas cremosas de choco con chipirones plancha, alioli negro y chimichurri andaluz, su ensalada templada de coliflor con naranja, avellanas y nata vegana ahumada, su steak tartar servido en pan de brioche o su tortilla de patatas al estilo Picador, presentada con mayonesa y lascas de katsuobushi. No nos podemos marchar sin probar uno de sus vinos, tienen más de 75 referencias que se pueden pedir para probar en copa, entre las que destacan los vinos de la región.

Tres espacios gastronómicos que convierten a La Zambra en un enclave estratégico gastronómico en el que degustar la tradición andaluza con un toque de reinvención y sofisticación. Una visita imprescindible.

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