Alojamientos con encanto para una escapada a Burgos

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Escapar de la ciudad y poner rumbo al campo es uno de los mejores planes que existen cualquier fin de semana, alejados de preocupaciones y desconectando de las prisas y el estrés. Burgos está entre las ciudades favoritas para visitar por su cercanía a Madrid, pero lejos de la típica ruta por sus principales atractivos turísticos que son muchos, optamos esta vez por lo rural. Bosques y paisajes de postal, parques naturales… todo en una provincia con mucho encanto.

Diseño y calidez en las postales esteparias de la Bureba

Acercarse a Quintanilla San García es toda una experiencia. Sosiego y tranquilidad se respira en cada una de sus esquinas. En medio de esta calma, se levanta El Palacete del Obispo, antigua propiedad del Arzobispado. Esta casa solariega del S. XVII es hoy una casona cálida y acogedora, restaurada en un equilibrio perfecto entre el rústico tradicional y el diseño moderno. 

El pasado de este rincón de la Bureba burgalesa se remonta a muy atrás. Por aquí pasaba la calzada romana Vía de Italia e Hispania que aún se conserva y, en su momento, llegó a ser una de las más importantes del Imperio, siendo paso obligatorio en la Edad Media para aquellos que caminaban rumbo a Santiago. Testigo de este trasiego es y ha sido Briviesca, a tan solo 6 km; ciudad típicamente castellana donde poder disfrutar de una gastronomía sencilla, elaborada con productos de alta calidad, en la que la pastelería adquiere niveles de excelencia.

www.elpalacetedelobispo.com

La excelencia de lo rústico a un paso de Ojo Guareña

A los pies del Monte Zalama palpita aún una aldea ganadera de unos 20 vecinos que recibe el nombre de San Pelayo, un oasis rural en el que escapar de uno mismo y contagiarse de la vida sencilla.

Aquí mismo, en plena comarca de Las Merindades, se levantaron las piedras típicamente castellanas que hoy en día dan nombre a la Casa Zalama, un coqueto alojamiento rural de belleza humilde.

Una vez fuera, su ubicación la convierte en el lugar perfecto desde el que explorar los alrededores. Las Merindades, al norte de Burgos, son un mapa infinito de paisajes de alto impacto, pueblos de reconocida belleza y lugares con una historia que recordar.

www.casazalama.es

Descansar en un molino harinero de más de mil años de historia en la comarca del Arlanza

Quien viene a la comarca del Arlanza, llega atraído por el olor del vino y el paisaje de los viñedos. Y es que esta tierra tiene tradición vitivinícola desde el S.VII. Las catas de los vinos de estas tierras burgalesas y la visita a bodegas es un reclamo para winelovers y amantes de la cultura tradicional, que tienen en Lerma y Covarrubias dos preciosas localizaciones (no en vano también están entre los pueblos más bonitos).

Aquí mismo, a mitad de camino entre ambas se encuentra El Batán del Molino, un molino harinero del S.XI que comparte valle con robledales y encinares en la vega del río Arlanza. El edificio, restaurado con la máxima fidelidad a la construcción típica de la zona, ha respetado el entramado de madera de sabina y adobe y parte de su estructura interior, lo que convierte a este lugar en un auténtico museo etnográfico en el que poder pernoctar.

www.elbatandelmolino.com

El encanto de un buen hotel en el corazón de Las Merindades

El corazón de Las Merindades, territorio plagado de tesoros naturales y artísticos que enriquecen la vida de un montón de pueblos pintorescos que esconden una gastronomía tan exquisita como popular y una historia siempre por descubrir.

En medio de este mágico lugar está Crespos, una aldea silenciosa que se sostiene en un paraje encantador lleno de manzanos, cuevas y arroyos; aquí se encuentra el Hotel Rural La Gándara, un refugio típicamente castellano de piedra y madera, donde recuperar el sosiego.

www.lagandara.com

Una acogedora posada-spa junto a las Lagunas Glaciares de Neila

Acercarse con los primeros fríos al Parque Natural de las Lagunas Glaciares de Neila provoca una sensación inexplicable, de ésas que hay que vivir.

Las cascadas que se precipitan de una a otra por las siete lagunas de origen glaciar que se nutren del río Arlanza se muestran en esta época, en su mayoría, congeladas. Surge entonces un mausoleo natural de hielo, vigilado por los Picos de Urbión y el vuelo de las aves rapaces que acechan a la caza de su presa. El espectáculo es de una pureza inconmensurable y gozar de todas las comodidades a un paso de este escenario casi virginal es posible gracias a Las Mayas. Esta coqueta posada, en las estribaciones de la Sierra de la Demanda, es un maravilloso refugio donde descansar de la aventura glaciar.

Las instalaciones de su spa invitan a la relajación, igual que una velada degustando los mejores productos de la tierra en su restaurante.

www.lasmayas.es

 

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