El mejor cronista de Madrid, Benito Pérez Galdós
Benito Pérez Galdós falleció el 4 de enero de 1920 en Madrid, ciudad en la que había residido durante 57 de los 76 años de su existencia y en la que escribió la práctica totalidad de su inmensa obre literaria.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1843, Galdós llegó a la capital con 19 años en septiembre de 1862. Ocho años después, en 1870, publicó su primera novela, La Fontana de Oro, a la que seguirían otras casi 80 (incluyendo las 46 que integran la monumental empresa de los Episodios Nacionales), amén de una veintena de ensayos, libros de viajes o de memorias, 26 obras de teatro, cerca de 30 cuentos e infinidad de artículos y crónicas periodísticas.
En buena parte de tan inabarcable producción, Madrid, más allá de escenario preponderante y permanente referencia, se convierte en personaje destacado mediante el retrato directo, cercano y afectuoso de sus lugares, sus gentes y sus costumbres.
El Madrid de Galdós
SUS RESIDENCIAS
Una placa en el número 3 de la calle de las Fuentes indica que en una pensión en ese edificio se alojó Galdós en sus primeros meses de estancia en Madrid. Otra inscripción junto a un busto en bajorrelieve, en el número 7 de la calle de Hilarión Eslava recuerda que aquí vivió sus últimos años y murió en 1920.
Entre ambas, el escritor residió en múltiples viviendas por distintas zonas de la ciudad, entre otras en la calle de la Abada, 2 (entonces Salud, 9), en Serrano, 22 (que en su época era el número 8) o en Alberto Aguilera esquina Gaztambide, que en su momento era el paseo de Areneros, 46.
SU VIDA PERSONAL
Galdós llegó a Madrid para estudiar Derecho en la antigua Universidad Central, en el actual número 49 de la calle de San Bernardo, aunque confesaba que no asistió a sus clases todo lo debido (nunca terminó la carrera).
Sí frecuentó más los cafés de la época, algunos ya desaparecidos como el Oriental (una placa lo recuerda en el número 14 de la puerta del Sol) o el Iberia (que ocupaba el número 29 de la Carrera de San Jerónimo) y otros aún abiertos como el Café Comercial (glorieta de Bilbao, 7). También fue asiduo del Teatro Real y el Ateneo, que entonces estaba en la calle Montera.
SU VIDA PÚBLICA
Amén de su labor literaria Galdós cultivó también profusamente el periodismo, como recuerda una placa en la fachada del número 15 de la calle del Fomento, que indica que allí dirigió el diario El Debate.
Otra placa en la calle Hortaleza, 104, indica que allí se ubicó la editorial Obras de Pérez Galdós, que fundó en 1887. Otros lugares en los que puede rastrearse su trayectoria pública son las Real Academia Española (Felipe IV, 4), de la que fue elegido miembro en 1897, o en el Congreso en la carrera de San Jerónimo, en el que fue diputado en distintos periodos.
LA RUTA DE FORTUNATA
Son muchas de las obras de Galdós en las que se refleja con precisión la estructura del Madrid del último tercio del siglo XIX y principios del XX, pero tal vez sea Fortunata y Jacinta donde se detalla de forma más detallada el callejero del centro de la ciudad, en especial en el entorno de la Plaza Mayor: se especifica que Fortunata vivía en la cava de San Miguel, 11; allí la vio por primera vez el señorito Juanito Santa Cruz, cuyo domicilio familiar se sitúa en la calle de Pontejos. En la tienda de artículos religiosos del número 6 de la calle Postas, una inscripción recuerda que es mencionada en la novela.
SU RECUERDO
A su muerte en 1920 Galdós fue enterrado tras un sepelio multitudinario en el cementerio de la Almudena, donde puede visitarse su tumba.
Un año antes se le había erigido por suscripción popular en el parque del Retiro un monumento, a cuya inauguración asistió, instalado en una glorieta a la que se dio su nombre. También lleva su nombre una pequeña calle peatonal en las proximidades de la Gran Vía que discurre desde la de Fuencarral a la de Hortaleza. En el número 5 de esta última calle se encuentra la Librería Pérez Galdós, abierta por sus herederos en 1942.