Balausta, gastronomía malagueña elevada en un palacio del siglo XVIII

La esencia andaluza se siente en cada una de las elaboraciones de este restaurante, ubicado dentro del hotel boutique Palacio Solecio

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Entre las bulliciosas calles de la ciudad de Málaga se oculta una joya arquitectónica en donde reina la solemnidad, la tranquilidad y la gastronomía andaluza. Construido en el siglo XVIII, el Palacio Solecio es un remanso de paz en medio de una de las ciudades con más demanda del momento tanto a nivel cultural como gastronómico.

Tanto es así que el propio Palacio Solecio, que anteriormente era una fábrica naipes y desde 2019 es un hotel boutique de lujo de cuatro estrellas, posee uno de los restaurantes referentes de la ciudad que vio crecer a Picasso: Balausta, un homenaje a los platos andaluces con una carta al amparo del estrella Michelin y dos Soles Repsol José Carlos García.

La elegancia y el cosmopolitismo de la ciudad se reflejan en la arquitectura y la propuesta gastronómica de este hotel. Pero esta sofisticación no queda reñida con el respeto a la tradición que vemos en todos los aspectos del Palacio Solecio.

Un hotel que fue construido en 1789 por orden de Félix Solecio, un genovés que se trasladó a Málaga para dirigir la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya. Desde entonces, este edificio histórico ha sufrido muchos cambios, desde una reforma integral hasta un abandono de más de 10 años.

Aunque el interior de este palacete fue derruido en 2006 y reformado de arriba a abajo, sus espacios comunes, habitaciones y su espectacular patio tipo invernadero nos trasladan a la decoración aristócrata de siglos pasados. Así, se ha mantenido el carácter andalusí de sus estancias. Lo vemos en sus arcos, en su escalera del hall principal, en sus columnas originales o en su fachada, que mantiene los trampantojos presentes en los capiteles de sus terrazas que dan a la céntrica calle Granada, y que tiene incluso un guiño al propio Solecio, con la pintura de un sol en su honor.

 

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El patio del Palacio merece una mención aparte. Un patio que refleja la tradición andaluza, con un suelo de mármol original y con un techo de cristal de ensueño por el que entran los rayos de Sol, dotando de calidez a esta estancia en donde se encuentra Balausta.

Gastronomía andalusí renovada

La esencia de la Costa del Sol se respira en cada rincón de Balausta. Atraídos por su refinada propuesta gastronómica andaluza, este restaurante es visitado tanto por malagueños como por turistas. El espíritu andaluz del restaurante nace desde las raíces de la gastronomía tradicional y se combina a la perfección con las técnicas de vanguardia de cocina.

La carta ha sido ideada por el chef José Carlos García y el jefe de cocina Sergio Solano. Ambos sabían muy bien qué querían transmitir en Balausta: un homenaje a la cultura y gastronomía andaluza a través del producto local y de temporada, así como a través de las técnicas más innovadoras del momento.

Comenzando con sus platos para compartir que vienen directos del mar, podemos probar sus sardinas soasadas con pipirrana vegetal presentadas en un pan brioche, su calamar de potera frito con alioli malagueño, sus croquetas de langostinos al ajillo llenas de sabor o sus albondiguitas de marisco en salsa de almeja chirla.

Otros platos que no nos podemos perder son su arroz de alcachofas, shitake y jamón ibérico “Dehesa de los Monteros”; su steak tartar de vaca madurada con patatas soufflé o el mítico ajoblanco malagueño, una sopa fría de almendras que preparan con un tartar de cigala de la Caleta de Vélez y cerezas que aportan equilibrio a esta elaboración tan icónica de esta región.

En los platos principales es imprescindible probar su lenguado en salsa beurre blanc al azafrán y guisantes de la huerta de Coín. Presentado como una flor, este pescado se deshace en boca.

Para los amantes de la carne no nos podemos ir de Balausta sin probar el chivo lechal malagueño. Viene acompañado de una salsa pastoril, patatas rustidas al ajillo y la propia salsa concentrada del chivo. Un plato indispensable para conocer de primera mano la gastronomía malagueña.

Siempre hay que hacer hueco para el postre. La reinterpretación que hace Balausta de la torrija tradicional es exquisita, y viene acompañada de una sopa de almendras y helado de leche. Y para los amantes del queso, es de obligada cata su flan de queso de cabra Flor Bermeja, con caramelo de ron añejo y granada.

balausta

Todo ello maridado con los mejores vinos, tanto nacionales como internacionales, con más de 100 etiquetas.

¿En busca de un remanso de paz y una buena gastronomía? Balausta, en el Palacio Solecio, es tu lugar.

 

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