«En un lugar de la Mancha…» Consuegra bien podía ser ese enclave del que hablaba Cervantes para describir el lugar donde vivía Don Quijote. Doce molinos de viento sobre un cerro vigilados por el imponente castillo de La Muela, dan la bienvenida a todos los visitantes que eligen el pueblo toledano para una perfecta escapada de invierno.

Gastronomía, cultura, naturaleza y mucha historia     por descubrir es lo que nos encontramos nada más pisar este mágico pueblo y como no queremos que te pierdas nada en tu próxima visita, hemos elaborado la lista de esenciales a marcar con un check en Consuegra.

Artesanía

En Consuegra no hay estrés y eso se ve reflejado en su artesanía. Lenta, maravillosa, como si el tiempo no pasara por ella. En todas las calles se pueden ver tiendas y talleres en los que descubrir piezas únicas, especialmente cuero, también visitar el único alfar que mantiene viva la tradición consaburense. Una verdadera enseñanza para niños y mayores.

Los molinos y el castillo de La Muela

En lo alto del Cerro de Calderico, origen de la historia de Consuegra e inconfundible “skyline” de La Mancha, vigilan doce molinos de viento del siglo XIX y el imponente castillo de La Muela. Desde aquí se pueden apreciar los atardeceres más hermosos y realizar una visita guiada para conocer los entresijos de estos conocidos molinos. El punto perfecto para hacer fotos de recuerdo.

Monumentos

La localidad cuenta con verdaderas maravillas. El paso de romanos, visigodos, musulmanes… se deja ver en cada una de las calles. Casa la Tercia y la iglesia del Santísimo Cristo de la Veracruz son de parada obligatoria para conocer el gran valor artístico que se da aquí.

La gastronomía

Comer en una cueva es la aventura gastronómica a la que no queremos faltar en esta escapada.

En los antiguos archivos y graneros del palacio prioral Casa La Tercia, se sirven los mejores platos de caza de Consuegra. Cenar en una cueva construida en el siglo XV, de la que dicen que se comunica con el castillo de La Muela, no será fácil de olvidar. Como tampoco lo será recalar en El Retorno para retornar al pasado en un viaje gastronómico con punto de partida en una casa manchega tradicional en manos del chef Pedro Rodríguez.

La huella del Imperio Romano

Cerrar los ojos e imaginarse la grandeza de esta tierra en tiempos del Imperio Romano.

Situarse en el medio de la Plaza de España, el alma comercial, festiva y tradicional de la localidad, es reconocer el antiguo foro romano. Más adelante, también en pleno centro histórico, está el Palacio Prioral, donde puedes admirar dos estatuas romanas perfectamente conservadas junto a restos de columnas y basas.

Fuera del casco urbano, en medio de un hermoso paisaje bañado de olivares y campos de cereal, está la presa romana, que se abre paso por la llanura manchega. Esta imponente construcción es prueba de la importancia que este enclave tuvo en el pasado.