La obra, más que un simple texto teatral, se revela como una necesidad de compartir. Ana Mayo, al dar vida a este monólogo, desentraña la vida y la muerte, la memoria histórica y su ausencia.

A través de experiencias no contadas y un pasado velado, emerge una nueva visión de la abuela, una figura que ya se desdibujaba en la memoria.

La trama aborda decisiones vitales propias de la experiencia femenina, desde la gestación y la maternidad hasta la soledad, con la amistad y la familia como pilares fundamentales.

Según la propia Ana Mayo, la inspiración para la obra surgió de la relación con su propia abuela, tejida con amor y complicidad. El texto se presenta como un homenaje a esa conexión única entre nietas y abuelas, desprovisto de cinismo o ironía, pero impregnado de una mirada «buena» y compasiva.

El monólogo, diseñado para llegar directamente al público, no solo comparte las historias y secretos de Carmen, sino también las reflexiones y emociones de la nieta durante este viaje de despedida. A lo largo de poco más de dos años, el espectador es testigo de diversas capas espacio-temporales en las que Ana Mayo transita entre ser «Carmen», «nieta» y «autora» de la historia.

«Mi abuela no se llama Carmen»  cuenta con la colaboración de mujeres destacadas en diferentes roles: Fernanda Orazi en el asesoramiento escénico, Berta Navas en la escenografía, Beatriz Toledano en la iluminación, Marlene Michaelis como asistente de dirección, Ana del Arco en la asesoría de movimiento, Sofía Nieto en el vestuario, Geraldine Leloutre en la imagen, Belén Pichel en la producción y María Díaz en la prensa.

«Mi abuela no se llama Carmen» se podrá disfrutar en la Sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa, del 1 al 17 de marzo, con funciones de martes a sábado a las 20.30 y domingos a las 19.30 horas.

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