Escapada a la Reserva de la Biosfera de la «Siberia extremeña»

Un lugar a dos horas de Madrid que nos invita a descubrir culturas y tradiciones únicas.

Qué hacer

A tan solo dos horas de Madrid, ideal para una escapada de fin de semana, se encuentra la Reserva de la Biosfera de la «Siberia extremeña». Un lugar que desde 2019 forma parte de la Red Mundial de Reservas de la Biosfera de la UNESCO.

La «Siberia extremeña» esconde otro mundo, uno que nos transporta a lugares remotos: fiestas populares, ceremonias ancestrales, ritos paganos y religiosos… culturas auténticas en las que aún late fuerte la historia y sus tradiciones y todo se llena de colores y sabores para celebrarlo.

Esta es la primera Reserva de la Biosfera de la provincia de Badajoz. Un espacio en el que vecinos y naturaleza confluyen en un equilibrio casi perfecto.

Aquí te dejamos algunas de las fiestas populares más antiguas y de las que podrás disfrutar si buscas empaparte de tradición y conocer la historia de los pueblos que atesoran el pasado de La Siberia, un territorio sin igual.

La Candelaria y la danza guerrera de San Blas

El 2 de febrero los jóvenes, que han amontonado madera durante un mes, hacen fuego al caer la noche. La solemne oscuridad que empapa este valle cuando el sol se esconde se ve interrumpida por la inmensa hoguera de La Candelaria, que sirve de guía a kilómetros de distancia. Vecinos y forasteros se sientan a la lumbre para compartir historias y asar embutidos que acompañan de vino de pitarra y aguardiente.

La noche se alarga hasta que el día da paso a la danza de los guerreros, en Garbayuela. El ruido de los palos marca el paso de una danza ancestral en la que se rinde honor a San Blas en una ceremonia cargada de color y ritmo declarada Bien de Interés Cultural.

Las lanzas de Flandes, por carnaval

El bien y el mal se ven las caras en Villarta de los Montes, el martes de Carnaval (21 de febrero). Es la Fiesta de las Alabardas que toma su nombre de las lanzas que portaban los soldados de Flandes en el siglo XV para combatir a los árabes. Un desafío adornado con flores y bordados en el que el bien sale victorioso ante el mal, encarnado por «los ciegos», que deben sacar a bailar a las damas en un derroche de picaresca y disfrute. Una tradición que pone otra máscara al carnaval.

Arco de los Quintos: los mozos de Valdecaballeros

A unos pasos del dolmen neolítico del Cerro de la Barca, uno de los yacimientos más espectaculares de la región, en Valdecaballeros, se celebra el Arco de los Quintos. Una presentación en sociedad que celebra el paso de la infancia a la adultez de los mozos del pueblo llamados a filas: los quintos.

A primera hora del Sábado Santo (8 de abril), los «quintos» comienzan a talar pinos para levantar el arco que da nombre a la fiesta. Una demostración de fortaleza con la que se ganan el respeto de los mayores. Una vez construido, el arco es engalanado de flores, hortalizas y banderas bordadas por las mujeres del pueblo, para después guardar que nadie lo atraviese hasta que la Virgen Dolorosa, protectora de los quintos, lo haga.

La festividad continúa hasta el día siguiente, tras la Procesión del Encuentro, cuando los mozos van casa por casa vendiendo las flores y hortalizas para terminar celebrando una comida con el dinero recaudado.

 

 

 

 

Busca los mejores planes en Madrid