Angelita Madrid (R)evolución en la gastrococtelería

Coctelería

Comienza la temporada de los tomates más famosos de España: los de la huerta zamorana de los hermanos Villalón. Con ellos elaboran el bloody mary más icónico de Angelita Madrid, donde podrás disfrutarlo este verano de lunes a viernes en su local de calle Reina.

Angelita Madrid vuelve tras una reforma de madurez: después de los éxitos conseguidos en los últimos años, los Villalón y su equipo tenían claro que tenía que seguir creciendo y por eso han trabajado no solo el espacio y en el concepto gastronómico, sino también en sus horarios: abrirán de lunes a viernes a partir de las 17:30, con el objetivo de favorecer la conciliación (una nueva apuesta en sostenibilidad en el plano más social) y mantener talento. Los entornos se adaptan a la oferta gastronómica y se establece una unión estrecha entre la planta de arriba y la del sótano.

Wine bar y comedor: Diferenciar espacio y entorno.

Encontramos varios cambios significativos: el wine bar abre al público, recuperando así lo que los Villalón llaman “el espacio espontáneo”. Podremos tomar una copa de vino en la barra junto a una carta de Angelita adaptada para este entorno desde primera hora de la tarde – sin reserva-, al igual que en la gastrococtelería de la planta de abajo. Dos espacios y dos entornos diferenciados: arriba, la atención estará más centrada en el disfrute del Angelita más gastronómico y su relación con el vino, con más de 3000 referencias. Y en la planta baja, la misma oferta de comida unida a la carta de coctelería y destilados.

Pero en la planta de arriba existe otro protagonista: el comedor, donde siempre habrá que contar con reserva, y que ofrece la opción de cenar muy pronto o esperar al último turno con un concepto de ‘fine dining’.

Propuesta gastronómica

Las mesas, que cambian de disposición y se rodean del vino que echábamos de menos en las paredes del anterior Angelita, serán el punto de disfrute entre alta gastronomía y la casa de comidas que siempre ha sido. Encontraremos cuatro categorías: clásicos – como el pisto, el sam coreano, los embutidos o los quesos, que tendrán más protagonismo si cabe a partir de ahora-, ‘Contemporáneos’– orientados a las creaciones más elaboradas con pescado de lonja y donde se incluyen verduras estables a lo largo de la temporada-, las sugerencias del día – con lo elaborado a partir de los ingredientes del huerto familiar-, y el menú degustación, que pasa de seis a ocho pases.

Gastrococtelería

Tras el éxito de ‘Identidad’, llega ‘Bebidas Vivas’, un menú donde se vuelve a las formas esenciales de la naturaleza.
A los 14 cócteles anteriores se han añadido cuatro más: La Higuera, El Madroño, La Judía y El Albaricoque, cada uno de ellos relacionados con una planta, vista como un ser vivo del que se intenta aprovechar al máximo sus partes con la mínima intervención. Bebidas que evolucionan en el propio vaso y durante el proceso de producción, en el que se siguen usando productos de temporada de la huerta familiar zamorana.

Sala Hibiki

En el sótano también encontramos otra novedad: la sala Hibiki, un reservado modular – se podrá abrir o cerrar según las necesidades del servicio- orientada a
grupos reducidos que quieran mayor intimidad o que hayan contratado una experiencia gastronómica concreta.

Tras siete años, Mario y su equipo siguen recibiendo reconocimientos por su innovación, como la entrada en el top 100 de Top 500 Bars, el premio FIBAR a
Mejor Coctelería de Restaurante o las tres estrellas en la pasada edición de los Top Cocktail Bars. Además, Mario Villalón ha sido reconocido por la prestigiosa
publicación Drinks International como una de las 100 personas más influyentes del mundo en la industria del hospitality.

Huerta, vino, cóctel e interiorismo

La inspiración viene del terroir, como origen base del vino, de ahí los colores y los materiales. Se mantienen elementos que suponen un guiño al pasado: arriba
nos encontraremos con un entorno salpicado por la popularidad madrileña pero con un punto único de sofisticación con la madera como material dominante.
Abajo se mantiene la funcionalidad y la limpieza, la barra sigue siendo un laboratorio totalmente a la vista del cliente, el color tiende a la arcilla, con un
imaginario de cueva, y la disposición también cambia: los asientos del salón principal se podrán compartir y mover según las necesidades de cada servicio, y
se añade una barra a la entrada que dotará de dinamismo al momento más hospitalario. No vamos a encontrar una una ruptura con todo lo anterior, sino
todo lo contrario: ahora todo tiene más sentido y unión que nunca.

 

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